Carlos Soria, exemple de superació
Carlos Soria: "Hay que renunciar a las menos cosas posibles por la edad"
A sus 73 años recién cumplidos, Carlos Soria está a punto de iniciar en el asalto al Annapurna, su duodécimo ochomil, y sólo estará a dos de cumplir su reto, que es subir los 14 ochomiles del planeta.
¿Cómo va su nuevo reto, la Expedición BBVA?
Hoy en día es muy fácil organizar una expedición. No como antes, que te pasabas dos años haciendo reuniones. A mí me ha tocado la campana en el último momento gracias al BBVA; si no, a lo mejor no podría hacer lo que estoy haciendo. Para estas tres montañas que me quedan no podía ir solo, no podría haber ido si no hubiese sido por el BBVA. He tenido esta suerte de que están muy contentos conmigo y yo con ellos.
¿Por qué cambio su idea inicial de ir al Kangchenjunga y ahora intentará el Annapurna?
Cambié de idea porque me enteré de que iban amigos míos. A las tres montañas que me faltan va poca gente y cuando me enteré de eso decidí que era el momento del Annapurna.
A usted le faltan por subir el Annapurna, Kangchenjunga y el Dhaulagiri para cumplir con los 14 ochomiles. ¿Son los más difíciles?
No. El Kangchenjunga es duro y el Annapurna y el Dhaulagiri no son difíciles pero sí peligrosos.
Explíqueme cómo se hace todo eso a su edad, 73 años.
Porque hago lo que más me gusta y porque me apetece hacer esto. Si no tienes ganas de hacerlo, no lo hagas porque es una vida un poco dura y distinta. Hay que tener mentalidad para ello y ganas. No me parece horrible. No es un esfuerzo.
Usted empezó tarde a alcanzar los ochomiles.
Sí, pero no he empezado muy tarde. Sí que he conseguido la primera cumbre de un 8.000 tarde, a los 51 años, pero fui en la primera expedición que salía de España para hacer un 8.000 en 1973, el Manaslu, y volvimos a intentarlo en el 75, era un momento perfecto. No he sido nunca alpinista profesional, ni lo soy ahora; tengo más sponsors, como BBVA, pero no losoy. Me he ganado la vida, he tenido cuatro hijas, he tenido un pequeño negocio de tapicería con cuatro empleados... Al mismo tiempo hacia deporte y trabajaba. Es verdad que parece extraño, pero me ha cundido esto de los 8.000 con la edad.
Eso sí, hay que fallar antes. En la montaña se puede subir cuando se puede subir y cuando no, no. Tonterías las justas.
¿Y los médicos qué le dicen?
Hace poco Araceli Boraita, la cardióloga del CSD, me invitó a que diese una charla en un congreso de cardiólogos. Cuando acabó, uno me preguntó qué parámetros tenía y Araceli le dijo: "no creáis que Carlos tiene el corazón de un triatleta, tiene el corazón de un deportista mayor. Lo que tiene un poco distinto es la cabeza más que el corazón".
¿Y sus compañeros que son más jóvenes qué le dicen?
Hay un entendimiento estupendo, es de lo que más orgulloso estoy, La gente que está haciendo alpinismo serio trata conmigo como un compañero no como un tipo raro.
¿Usted se considera un tipo raro?
Me considero un poco distinto y estoy contento de ser así y de tratar de enviar este mensaje a mucha gente que tiene 50 años y piensa que se le están acabando las cosas por hacer. Que se den cuenta de que hay tiempo si uno quiere. Si a uno le gusta lo que hace hay tiempo para hacer muchas cosas. Hay que renunciar a las menos cosas posibles por la edad.
¿En la montaña se nota mucho la diferencia de edad?
Depende de qué tipo montañas. En la gran escalada de dificultad, que no tiene por qué ser en el Himalaya, sí que hay mucha diferencia entre mi persona y gente que esta haciendo cosas difíciles; en el Himalaya, no.
¿Cómo es su entrenamiento?
Siempre entreno más o menos lo mismo, haya expedición o no. Procuro entrenar todos los días, soy el jubilado más ocupado que existe a pesar de que no trabajo profesionalmente.
¿Y la alimentación? Porque dicen que su secreto es el ajo...
Es de lo más normal del mundo. Sí, mi única excentricidad es comer ajo cada día. Desayuno un par de piezas de fruta, después me como un bocadillo de pavo, de jamón y entre medias pongo un par de dientes de ajo hecho rebanadas porque sé que el ajo va muy bien para muchas cosas. Una gran deportista amiga mía, atleta de maratón, me dijo cuando estaba resfriado: "¿no estás tomando ajo?". Y desde entonces como ajo.
Y a todo esto, su mujer y sus hijas ¿qué piensan de lo que hace?
Qué me van a decir a estas alturas de la vida. No he tenido ningún problema con mi mujer, que es con la mas podría haberlos tenido. Siempre ha colaborado y me ha apoyado. No te puedes ir a una expedición que dura dos meses y a un sitio complicado dejando mal rollo en casa.
¿Cuál ha sido el pico más el difícil y en el que ha pensado 'no salgo de aquí'?
El más difícil quizá sea el K2. Allí lo pasé mal, pero cuando no subí y en el Malasnu en 1973 fue terrible. Por dificultad nunca he tenido problemas, sino por las avalanchas.
¿Cual ha sido la cima que más satisfacción le ha dado?
Una cima muy bonita fue un 7.200, el Domekan, que estaba sin ascender y a la tercera, en 2009 y con 70 años, llegamos a la cumbre y te sientes como un explorador. De todas las que he hecho tengo muy buenos recuerdos y cuando me preguntan en qué pienso cuando estoy arriba, les digo que en bajar cagando leches porque la bajada es muy peligrosa.
¿Está el Everest tan masificado?
Sí. Hay mucha gente que piensa que el himalayismo y el Everest es una chorrada y cuidado porque las montañas altas pegan rabotazo y se cargan a mucha gente en un día. Con un poco de dinero alguien que no esté muy preparado puede subir al Everest. A mí no me parece mal, lo que no me parece bien es que la gente mienta, que no respete a los demás, a la montaña, a la gente que vive allí. Yohe visto ir a gente española yendo allí no por merecerlo sino por ser amigo de alguien, y otros ir con un presupuesto que han sacado de donde ha podido.
¿Cómo ha cambiado el paso del tiempo las expediciones?
Les ha cambiado para mejor. Hice un proyecto en el Malasnu, en un pueblecito pequeño que se llama Sama. Y ese fue el primer sitio donde fui al Himalaya y es especial para mí. Llevé, con ayuda de mis amigos y de Kukuxumusu, colchonetas, anoraks y bolígrafos para la escuela de mi pueblo de allí. Ahora el BBVA, que me está ayudando, se enteró de eso y quiere organizar algo allí, algo estable.
Cuando acabe de subir los 14 ochomiles, ¿qué hará?
Pues lo mismo que sigo haciendo, mientras tenga ganas de hacerlo. No haré ochomiles, pero hay montañas maravillosas de 6.000, 5.000, 4.000 y cuando no pueda, con subir aquí a la Sierra de Madrid ya estaré contento.
¿Cuándo tiene previsto acabar de subir los 14 ochomiles?
Me gustaría el año próximo. Pertenezco a la Real Sociedad Española de Alpinismo, que cumplirá 100 años, y sería muy bonito que acabase los 14 ochomiles y mi club cumpliese el centenario.
PD Ojalà molts fosen com ell, per mi tot un exemple de que ni l'edad, ni les dificultats, són excusa per empendre el que es vulgue, això si, has de creure-ho!
Carlos Soria: "Hay que renunciar a las menos cosas posibles por la edad"
A sus 73 años recién cumplidos, Carlos Soria está a punto de iniciar en el asalto al Annapurna, su duodécimo ochomil, y sólo estará a dos de cumplir su reto, que es subir los 14 ochomiles del planeta.
¿Cómo va su nuevo reto, la Expedición BBVA?
Hoy en día es muy fácil organizar una expedición. No como antes, que te pasabas dos años haciendo reuniones. A mí me ha tocado la campana en el último momento gracias al BBVA; si no, a lo mejor no podría hacer lo que estoy haciendo. Para estas tres montañas que me quedan no podía ir solo, no podría haber ido si no hubiese sido por el BBVA. He tenido esta suerte de que están muy contentos conmigo y yo con ellos.
¿Por qué cambio su idea inicial de ir al Kangchenjunga y ahora intentará el Annapurna?
Cambié de idea porque me enteré de que iban amigos míos. A las tres montañas que me faltan va poca gente y cuando me enteré de eso decidí que era el momento del Annapurna.
A usted le faltan por subir el Annapurna, Kangchenjunga y el Dhaulagiri para cumplir con los 14 ochomiles. ¿Son los más difíciles?
No. El Kangchenjunga es duro y el Annapurna y el Dhaulagiri no son difíciles pero sí peligrosos.
Explíqueme cómo se hace todo eso a su edad, 73 años.
Porque hago lo que más me gusta y porque me apetece hacer esto. Si no tienes ganas de hacerlo, no lo hagas porque es una vida un poco dura y distinta. Hay que tener mentalidad para ello y ganas. No me parece horrible. No es un esfuerzo.
Usted empezó tarde a alcanzar los ochomiles.
Sí, pero no he empezado muy tarde. Sí que he conseguido la primera cumbre de un 8.000 tarde, a los 51 años, pero fui en la primera expedición que salía de España para hacer un 8.000 en 1973, el Manaslu, y volvimos a intentarlo en el 75, era un momento perfecto. No he sido nunca alpinista profesional, ni lo soy ahora; tengo más sponsors, como BBVA, pero no losoy. Me he ganado la vida, he tenido cuatro hijas, he tenido un pequeño negocio de tapicería con cuatro empleados... Al mismo tiempo hacia deporte y trabajaba. Es verdad que parece extraño, pero me ha cundido esto de los 8.000 con la edad.
Eso sí, hay que fallar antes. En la montaña se puede subir cuando se puede subir y cuando no, no. Tonterías las justas.
¿Y los médicos qué le dicen?
Hace poco Araceli Boraita, la cardióloga del CSD, me invitó a que diese una charla en un congreso de cardiólogos. Cuando acabó, uno me preguntó qué parámetros tenía y Araceli le dijo: "no creáis que Carlos tiene el corazón de un triatleta, tiene el corazón de un deportista mayor. Lo que tiene un poco distinto es la cabeza más que el corazón".
¿Y sus compañeros que son más jóvenes qué le dicen?
Hay un entendimiento estupendo, es de lo que más orgulloso estoy, La gente que está haciendo alpinismo serio trata conmigo como un compañero no como un tipo raro.
¿Usted se considera un tipo raro?
Me considero un poco distinto y estoy contento de ser así y de tratar de enviar este mensaje a mucha gente que tiene 50 años y piensa que se le están acabando las cosas por hacer. Que se den cuenta de que hay tiempo si uno quiere. Si a uno le gusta lo que hace hay tiempo para hacer muchas cosas. Hay que renunciar a las menos cosas posibles por la edad.
¿En la montaña se nota mucho la diferencia de edad?
Depende de qué tipo montañas. En la gran escalada de dificultad, que no tiene por qué ser en el Himalaya, sí que hay mucha diferencia entre mi persona y gente que esta haciendo cosas difíciles; en el Himalaya, no.
¿Cómo es su entrenamiento?
Siempre entreno más o menos lo mismo, haya expedición o no. Procuro entrenar todos los días, soy el jubilado más ocupado que existe a pesar de que no trabajo profesionalmente.
¿Y la alimentación? Porque dicen que su secreto es el ajo...
Es de lo más normal del mundo. Sí, mi única excentricidad es comer ajo cada día. Desayuno un par de piezas de fruta, después me como un bocadillo de pavo, de jamón y entre medias pongo un par de dientes de ajo hecho rebanadas porque sé que el ajo va muy bien para muchas cosas. Una gran deportista amiga mía, atleta de maratón, me dijo cuando estaba resfriado: "¿no estás tomando ajo?". Y desde entonces como ajo.
Y a todo esto, su mujer y sus hijas ¿qué piensan de lo que hace?
Qué me van a decir a estas alturas de la vida. No he tenido ningún problema con mi mujer, que es con la mas podría haberlos tenido. Siempre ha colaborado y me ha apoyado. No te puedes ir a una expedición que dura dos meses y a un sitio complicado dejando mal rollo en casa.
¿Cuál ha sido el pico más el difícil y en el que ha pensado 'no salgo de aquí'?
El más difícil quizá sea el K2. Allí lo pasé mal, pero cuando no subí y en el Malasnu en 1973 fue terrible. Por dificultad nunca he tenido problemas, sino por las avalanchas.
¿Cual ha sido la cima que más satisfacción le ha dado?
Una cima muy bonita fue un 7.200, el Domekan, que estaba sin ascender y a la tercera, en 2009 y con 70 años, llegamos a la cumbre y te sientes como un explorador. De todas las que he hecho tengo muy buenos recuerdos y cuando me preguntan en qué pienso cuando estoy arriba, les digo que en bajar cagando leches porque la bajada es muy peligrosa.
¿Está el Everest tan masificado?
Sí. Hay mucha gente que piensa que el himalayismo y el Everest es una chorrada y cuidado porque las montañas altas pegan rabotazo y se cargan a mucha gente en un día. Con un poco de dinero alguien que no esté muy preparado puede subir al Everest. A mí no me parece mal, lo que no me parece bien es que la gente mienta, que no respete a los demás, a la montaña, a la gente que vive allí. Yohe visto ir a gente española yendo allí no por merecerlo sino por ser amigo de alguien, y otros ir con un presupuesto que han sacado de donde ha podido.
¿Cómo ha cambiado el paso del tiempo las expediciones?
Les ha cambiado para mejor. Hice un proyecto en el Malasnu, en un pueblecito pequeño que se llama Sama. Y ese fue el primer sitio donde fui al Himalaya y es especial para mí. Llevé, con ayuda de mis amigos y de Kukuxumusu, colchonetas, anoraks y bolígrafos para la escuela de mi pueblo de allí. Ahora el BBVA, que me está ayudando, se enteró de eso y quiere organizar algo allí, algo estable.
Cuando acabe de subir los 14 ochomiles, ¿qué hará?
Pues lo mismo que sigo haciendo, mientras tenga ganas de hacerlo. No haré ochomiles, pero hay montañas maravillosas de 6.000, 5.000, 4.000 y cuando no pueda, con subir aquí a la Sierra de Madrid ya estaré contento.
¿Cuándo tiene previsto acabar de subir los 14 ochomiles?
Me gustaría el año próximo. Pertenezco a la Real Sociedad Española de Alpinismo, que cumplirá 100 años, y sería muy bonito que acabase los 14 ochomiles y mi club cumpliese el centenario.
PD Ojalà molts fosen com ell, per mi tot un exemple de que ni l'edad, ni les dificultats, són excusa per empendre el que es vulgue, això si, has de creure-ho!
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